domingo, 7 de julio de 2013

Summer in the Empire City {1}

Odisea hacia Nueva York.
Mientras Cassidy retiraba los pasajes a toda prisa, Tawny, Alice, Bridget y Lyndell cogieron las maletas preparadas para correr en cualquier momento. El aeropuerto de Yellowknife, Canadá, estaba inusualmente repleto.
—¡Que alguien coja mis maletas! —Cassidy se largó a correr, dejando al grupito detrás mientras Tawny corría con su maleta y con la de Cassidy a duras penas—. ¡La entrada número dieciocho, rápido, rápido!
—¡Calma, tía, que falta una hora todavía! —Alice bufó mientras se acomodaba la chasquilla y el resto de su peinado. Dejó de correr para sacar su espejo, Cassidy la miró con odio intenso.
—¿Es enserio? ¿Te vas a peinar? ¿Cuando estamos ad portas de viajar a Nueva York sin la vigilancia de ninguno de nuestros padres? —avanzó a zancadas hacia ella, le arrebató el espejo de las manos y se lo guardó en el bolso. Alice hizo un puchero—. Te lo devuelvo en el avión, Liz.
Alice avanzó arrastrando los pies, mientras refunfuñaba lo más alto que podía para que Cassidy la escuchara. El resto de las chicas sólo rió.
—No olviden que van a casa de mi primo, no vayan a hacer las mismas burradas que hacen en mi casa. O no nos invitará nunca más —Tawny las miró con reproche, a sus veinte años (algunas diecinueve) y luego de sobrevivir a su primer año en la universidad, aún no sabían comportarse como la gente decente.
—Vale, vale —Lyndell tomó la maleta con una mano y la afirmó en su espalda—. De igual manera sólo nos invita porque a Bree no la dejarían ir sola. Además que sus intenciones serían demasiado obvias —el rostro de Bridget se tiñó de carmín ante la confesión (bastante acertada) de su amiga.
Siguieron atravesando el aeropuerto, llenas de expectativas por lo que pudieran encontrar en Nueva York. Bridget sólo quería ver una vez más a su amor de verano; Mathew, primo hermano de su mejor amiga Tawny (más conocida como Tow), la cual sólo quería despejar la mente luego de terminar con su novio de toda la vida. Cassidy (Cass) y Alice (Lizz), sólo querían buscar diversión y un buen recuerdo de la ciudad, mientras que por otro lado Lyndell (que contestaba al apodo de Lynn), sólo quería velar por el bien y la seguridad de sus queridas amigas, sin ningún interés en partícular por la ciudad.
Así empezaron estar particulares vacaciones, la ansiedad por los cielos, la emoción al cien por ciento y las esperanzas iban in crescendo a medida que el tiempo avanzaba.
Luego de dejar las maletas en el lugar correspondiente, de pasar por el detector de metales, de que Lizz causara estragos por los piercings en las orejas y el ombligo, lograron subir al tan esperado avión. Fue ahí donde los problemas reales comenzaron: Tawny le tenía pánico a los aviones, todas lo sabían, pero habían tratado de evadir el tema lo mayor posible, hasta que llegaron a ese punto. Que entrara al avión fue una odisea, que se abrochara el cinturón y que no intentara lanzarse por la ventana (por la cual con suerte pasaba uno de sus brazos), fue otra hazaña, y ni hablar de mantenerla quieta en su asiento.
—Tow, Tow, cálmate —Bree le masajeó los hombros mientras intentaba calmarla, cosa que realmente no estaba funcionando. Lynn buscaba como loca alguna golosina para la chica.
—¡Tawny! —Cass se llevó una mano a la frente con un ruído seco—. No moriremos, el avión no explotará, no se caerá, no le llegará un misil de algún país en guerra y posiblemente sólo hayan una o dos turbulencias, lo cual es completamente —recalcó la última palabra lo más que pudo—. NORMAL —le entregó el chocolate que Lynn había logrado conseguirse para que comiera. Lo tomó entre sus manos como si se tratara de la cura para sida, y lo devoró como si llevara semanas sin comer un sólo gramo de comida. 
Una vez que la chica se calmó todas se dirigieron a sus asientos, sacaron sus reproductores mp4 y echaron la música a andar. Alice se hizo una coleta, cosa que su cabello extremadamente rubio y liso no cayera sobre el esmalte rosa que trataba de aplicarse en las uñas. Cassidy texteó sus últimos mensajes (además de actualizar su estado en facebook), mientras se preguntaba de quien había sido la brillante idea de no cortarse el cabello antes de salir; los rebeldes risos rojizos se escapaban de sus manos como si tuvieran vida propia, tapando sus gigantes ojos verdes que escrutaban la pantalla detenidamente. Tawny sacó temblorosa un libro de su pequeña cartera, mientras miraba a Bridget con un puchero por el chocolate que ya se había devorado. Se amarró el cabello negro con una traba mientras se ponía los lentes que usaba únicamente para leer. Bridget se dedicó a mirar a la nada, procesando el hecho de que dentro de pocas horas vería a Matt una vez más. La última vez que se habían visto; ósea para navidad, habían terminado de manera involuntaria (bastante voluntaria, si lo vemos del punto de vista de Bree), bajo un muérdago. Pero podía decir a su favor que Matt nunca se negó a besarla. Más bien, incluso estuvo jugueteando con su cabello castaño, mientras le preguntaba porqué se lo había cortado, probablemente tendría la misma reacción ya que la semana pasada se lo había vuelto a cortar a la altura de los hombros. Finalmente, Lyndell se dedicaba a comer chicle con parsimonía, mientras pensaba en las mil y un maneras de devolver a las chicas a casa en caso de que se pasaran de copas en alguna fiesta. Hizo un globo con la goma de mascar a la vez que jugaba con su cabello, el cual era castaño claro, casi del mismo tono que el de Lizz.
La primera en dormirse fue Bree, la cual había llegado a la conclusión de que decidiría que hacer allá, y sin mayor resolución se había dormido en el hombro de Tawny, la cual leía Cincuenta Sombras de Gray como si la vida le fuera en ello. Tenía como meta terminar el libro durante el viaje.
Meta que no cumplió, ya que luego de las ciento cincuenta páginas leídas cayó dormida sobre Bree mientras Artic Monkeys sonaba en sus oídos.
La siguiente fue Cass, que luego de actualizar facebook, twitter y cualquier otra red social existente la obligaron a apagar el móvil. Lizz y Lyndell se durmieron al mismo tiempo, la primera porque sus uñas recién pintadas ya se habían secado y la segunda porque luego analizar a cada uno de los pasajeros y de contarlos una y otra vez como si fueran ovejas se sumió en un  profundo sueño.
Las horas volaron más rápido de lo necesario y fueron prontamente despertadas por una azafata con poca paciencia, que lo único que quería era que dejaran su avión para que su jornada se acabara de una vez por todas.
En Nueva York eran las siete de la tarde, no era demasiada diferencia con el horario al que estaban acostumbradas (sólo eran dos horas más), por lo que el Jet Lag —esperaban—, no sería tan potente.
Recogieron sus maletas mientras Tow cruzaba los dedos, esperando que su primo hubiese cumplido la promesa de venir a buscarlas y ayudarlas con las maletas. Se vio rodeada de gente antes de encontrar a su querido primo; era alto, de complexión delgada, con unos ojos azules que parecían diamantes (los de Tawny eran del mismo tono algo más oscuros) y un cabello negro rebelde que había decidido dejárselo largo luego de la Navidad pasada. A Bree casi se le sale el corazón del pecho al verlo.
Luego de que Matt saludara a todas y cada una de las chicas, Tawny se dio cuenta que el chico sospechoso que rondaba alrededor de ellas no era un loco, si no que uno de los mejores amigos de Matt; Nicholas. Su cabello era castaño claro, rozando el rubio, mientras que sus ojos eran de un azul profundo, que a Tow le recordaron al mar. Saludó a cada una, luego tomó la maleta de Tow y la de Cass, mientras que Matt cargaba con la Bree y Alice. Lynn no permitió que tocaran su maleta así que la cargó ella misma.
Dejaron los bolsos en la maleta del nissan usado de Matt, el cual se fue manejando. De alguna extraña manera Bridget quedó de copiloto, Alice aceptó ir en la maleta (según ella toda la diversión ocurría ahí), Tow tuve que ir prácticamente encima de Lynn y a un lado de Nick. Cass se distrajo mirando por la ventana.
Luego de superar un taco de autos gigante y de llegar a las ocho cuarenta al departamento de Matt, estaban agotados. Su departamento era inmenso, aunque Tow les había advertido que sería así por el trabajo bien remunerado de su tío Sam. El departamento contaba con cuatro habitaciones (la cuarta era la más pequeña de todas, Matt la usaba como escritorio para estudiar para sus examenes en la universidad), aún cuando ahí sólo vivía una persona. A su favor, Matt decía que la mayoría de sus amigos vivían las "vienticuatro horas, los siete días a la semana" de allegados en su casa (y ese día suponía ser una expeción por la llegada de las chicas).
Unos cuantos minutos discutiendo por las habitaciones, alguna amenaza por parte de Lizz pidiendo la habitación grande mientras una pacificadora Lyndell se encargaba de intervenir y de definir los cuartos respectivos; ignorando de manera olímpica la opinión de Matt, aunque en el fondo le agradecía que le prestara el departamento. Cenaron las pocas cosas que encontraron en el refrigerador de Mathew (comida chatarra comprada por el resto de sus amigos, que ingerían sin mayor cuidado cada vez que lo visitaban), y luego se instalaron en sus habitaciones respectivas, Cassidy y Alice en una, mientras que Tawny, Bridget y Lyndell en otra. Mathew se negó rotundamente a abandonar su habitación, por miedo a perderla en un descuido.
—¿Y? ¿Ya superaste el shock de ver a Matt de nuevo? —Tow se puso la pijama de espaldas a Bree, la cual dio un respingo.
—Ni me lo menciones. Con cada verano que pasa Matt se vuelve más y más guapo. No entiendo en qué rayos piensa. ¿Acaso mi salud mental no importa?
Soltó una risita, sumamente inocente.
—¿Y tú?
—¿Yo qué?
—¿No viste como Nick te miraba? —Tow se mordió el labio cuando la imagen del mejor amigo de Matt asaltó sus recuerdos. ¿Esos ojazos azules eran reales? La única vez que su mirada chocó con la de Nicholas, sintió como el mar que sus ojos representaban la engullía sin mayor piedad. Fue entonces cuando la imagen de su ex-novio apareció defensor de sus sentimientos. ¿Es que no podía dejarla en paz nunca? Aunque bueno, él había terminado con ella, por lo que luego no había mostrado mayor interés en la chica. Bree, percatándose de la situación, mantuvo la boca cerrada.
Mientras tanto, en la habitación continúa Cass y Lizz estaban en plena batalla de almohadas, una vez que se quedaron sin aliento ambas se tendieron en los colchones inflables que habían dejado en el suelo.
—¿Qué haremos mañana? —Cassidy rodó en su cama improvisada, mirando el techo.
—¿Salir? ¿Recorrer? Hay un montón de posibilidades Cass, a la noche podemos ir a alguna discotheque para buscar... cosas interesantes —Cassidy podía apostar su vida a que Alice era más peligrosa que un demonio en persona. Sobretodo cuando su intención era seducir a algún chico para pasar la noche.
—Demonio, demonio... —se acurrucó de las tapas, apagó la luz, le deseó las buenas noches a su amiga y se dedicó a dormir.
Y así lo hicieron todas, en su primera noche en Nueva York, completamente ignorantes de las maravillas que vivirían al día siguiente.

Summer in the Empire City

Portada de "Summer in the Empire City" para Wattpad.
Izquierda/derecha: Cassidy, Alice, Tawny, Lyndell y Bridget.
Todas en general coinciden en la portada,
excepto Lyndell que tiene el pelo más claro.
«Un grupo de cinco amigas canadienses deciden emprender un viaje experimental por el verano a Nueva York, en búsqueda de aventuras y diversión; ignorando completamente las tortuosas vueltas que el destino estaba empecinado en hacerlas vivir. ¿Será este un simple amor de verano? ¿Un flechazo de un par de días? Tawny, Cassidy, Alice, Bridget y Lyndell están a punto de vivir más que un amor de verano. ¿Podrán las decisiones de este verano definir su futuro con un alcance aún mayor del que ellas creen? »

¿Qué es esto? Bueno, es mi proyecto (no el primero, pero sí uno de los primeros en ser publicados), mi nuevo pequeño bebé.
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Summer in the Empire City.
Así se llama mi bebé, el cual trata principalmente de un grupo de amiga las cuales blablabla -ya leyeron arriba no sé porqué lo pongo de nuevo-, bueno, todas viajan a Estados Unidos, país vecino de Canadá. En un principio cada una viaja con distintos propósitos, siendo el único común; estar todas juntas aquellas vacaciones, pero las personas que van conociendo y la diversidad del lugar las comienzan a distanciar, causando problemas en el grupo. La pregunta principal es si podrán superar todo juntas, y seguir siendo las mismas.

Las chicas:
Tawny (Tow): la historia gira en torno a todas, pero debo admitir que es como mi favorita <3. Es una chica de estatura mediana, cabello negro y lacio, ojos azul claro y una sonrisa constante. Es tímida en gran medida y un tanto inocente, gracias a ella logran viajar ya que proporciona  el lugar donde quedarse (el lujoso depa de su primo). Hace nada de tiempo terminó con su novio de hace años y no sabe si está preparada para iniciar una nueva relación a diferencia de sus amigas.
Bridget (Bree): No es extremadamente alta pero sí lo es más que Tow, y mejor amiga de la misma. Tiene un lacio cabello castaño que ella misma cortó hasta sus hombros. Ojos café claro y dientes bien ordenados. Está enamoradísima de Matt, el primo de Tawny, pero se pone extremadamente nerviosa estando cerca de este. Suele ser sencilla, un tanto sensible, amigable y risueña. Le encantan las películas de acción de la misma manera que las de romance.
Lyndell (Lynn): La única razón por la que Lyndell viaja es para vigilar a sus amigas y velar por la seguridad de estas. Su cabello castaño roza el rubio y sus ojos pardo devoran todo. No tiene ninguna expectativa con NY, sin embargo es la primera en caer bajo el hechizo de la ciudad. No disfruta de los bailes pero sí de la buena música, por lo que acompaña a las chicas a las discotheques solo para traerlas de vuelta una vez que se pasen de copas. Es como una niñera, según si misma, sin embargo no sabe cocinar y es hija única.
Cassidy (Cass/Didy): Una gran melena rojiza hecha a base de rizos y fijador de cabello. Unos brillantes ojos verdes que observan todo con curiosidad y unos rojizos y perfectos labios rojos, esa es, en breves palabras Cassidy. Una chica fanática de las películas de romance, las tardes llenas de arrumacos y el chocolate en la mañana. Sin embargo, tras conocer a Liz estas prácticas quedaron muy ocultas en su persona, por lo que prefiere pasar sus tardes libres en discotheques o en algún mall junto a sus amigas. Usualmente es la que cocina en casa o en sus juntas de: "viernes por la tarde a sábado por la mañana". Tiene una hermanastra mayor y sus padres están separados.
Alice (Liz): Alice es la típica chica loca que lo único que quieres es divertirse y despertar borrada a la noche siguiente. Ama las fiestas, la música fuerte y los bailes. Su cabello es largo, rubio platinado, con unos despampanantes ojos azul oscuro. Es el estereotipo de la chica hermosa que a todos los chicos les encanta, y a ella le fascina que sea así. Es juguetona, coqueta y maestra en el arte del doble sentido. A pesar de esto, sigue siendo virgen, ya que es algo que valora de sobremanera. Cassidy ha sido su mejor amiga durante toda su infancia y post adolescencia. De vez en cuando, al hablar se bloquea y no para de hablar hasta luego de varios minutos. Sus amigas estan acostumbradas a esto.
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Primer capítulo: aquí
Resto de la historia disponible en Wattpad: aquí.

sábado, 15 de junio de 2013

Días Grises

Días Grises. 
...
El día estaba gris, potencialmente lluvioso.
La gente vestía de negro.
"Entierro de Neji Hyuuga a las 15:00"
La familia Hyuuga estaba reunida, asimismo los compañeros de Neji, y sus amigos en general.
Todos reunidos para lamentar la perdida, ahora que la guerra al fin había terminado.
Cada uno inmerso en sus pensamientos, el silencio reina, y las lágrimas abundan.
Todos presentes, desde su mismísima prima, hasta aquel rubio que una vez lo enfrentó demostrándole el verdadero valor de las cosas.
Su tío reprime las lágrimas, lamentando no haber podido protegerlo.
Su prima, Hinata, con un hermoso vestido negro, a diferencia de su padre, no logra controlarse, y las lágrimas ruedan por sus mejillas cayendo, y terminando finalmente en el pasto, frente a la tumba de su primo.
Hinata tan solo logra culparse. Ella debía haber muerto. Debía haber muerto en lugar de él. Si bien sus acciones desencadenaron actos positivos que ayudaron a acabar con la guerra, Hinata seguiría extrañandole y echándole en falta.
Naruto, el cual está unos pasos más atrás que la chica, la mira indeciso. ¿Debería acercarse o mantener las distancias? Era cierto que sus ojos se habían abierto tras la muerte de Neji, y sus palabras.
"Hinata está dispuesta a morir por ti, Naruto. Así que tenlo en mente, tu vida... no es tuya... más..." 
Miró sus manos, las cuales temblaban. Por segundos anheló volver a sentir el tacto de las suaves manos de Hinata.
Y tenía a la chica en frente y no sabía exactamente qué hacer.
"...Está dispuesta a morir por ti..." 
Luego de la guerra, tuvo tiempo para reflexionar.
Toda su vida, se había sentido miserable, solo, rechazado. Y rechazado por todos. Por Sakura, por Sasuke más adelante. Todos le habían dado la espalda en algún momento. Pero Naruto nunca prestó suficiente atención. Nunca la vio a ella.
Nunca consideró la confesión que le había hecho, cuando arriesgó su vida por él. 
¿Porqué era tan imbécil?
Pasó toda una vida hundiéndose en su dolor que nunca vio la pequeña luz que brillaba cerca suyo. 
Hinata.
Ella, que le había demostrado que no era un perdedor. Que no era inútil. Y más aún, ella lo admiraba. Algo que nunca nadie había sentido por él.
Ella veía todo aquello que el resto del mundo se negó a ver.
Y ahora estaba ahí, llorando, y Naruto tan solo quería calmarla. Pero no sabía como. No sabia si era el momento.
¿Acaso un simple abrazo bastaría? ¿O aquello solo la haría sentir peor? Estaba confundido.
Si bien durante la guerra se había visto tan fuerte, tan determinada. Ahora se estaba rompiendo. Tal y como Naruto en ese momento, y él no era capaz de serle igual de útil.
¿Porqué se había fijado en Sakura y no la había visto?
Era solo un chiquillo en ese entonces... Pero el tiempo pasó junto con Naruto, haciéndolo crecer. Y cosas más allá de cuan linda y coqueta puedes ser dejaron de llamarle la atención.
Pero Hinata... Hinata lo tenía todo. Y sólo ahora podía verlo con claridad.
Se veía hermosa, con vestido, con su ropa habitual, con lo que quisiera. Porque no solo era hermosa físicamente. Era una hermosa persona por dentro también. Era cálida, tierna, comprensiva.
Naruto sintió como algo tibio lo llenaba por dentro. Siempre buscó esa calidez, y ahora al fin sabía donde buscar.
Dio un paso adelante, más cerca de Hinata, ella seguía sollozando. Dio otro paso discreto, y Tenten llegó corriendo hacia Hinata, Naruto tuvo que echarse hacia atrás de nuevo.
La chica tenía los ojos hinchados, abrazó a Hinata y le dio sus condolencias. Hinata la abrazó y ambas estallaron en llantos.
—Lo lamento... —le susurró Hinata. Verla destrozada de esa manera era horrible para Naruto—. Lo lamento, Tenten...
La chica castaña intentó sonreír, Hinata era la única que sabía lo que sentía por su primo. Un sentimiento que tenía guardado muy en el fondo de su corazón. Sentimiento que sin saberlo, había sido correspondido. 
—Neji lo quiso así... —trató de dejar de llorar sin éxito, Rock Lee se acercó y le palmeó la espalda. 
—Vamos Tenten, dejemosle flores... —el chico se veía igual de destrozado. La chica asintió y se alejó. 
Naruto nuevamente avanzó de a poco, pero fue interrumpido por Kiba.
—¿Te encuentras bien?
—Sí... —se notaba a leguas que era mentira.
Kiba hizo el ademán de abrazarla, Naruto se crispó a punto de morder a Kiba, Hinata se demostró incómoda por lo que Kiba no terminó el abrazo y mantuvo distancias. Naruto suspiró aliviado.
—Iré a comprar algo para comer, ¿Quieres que te traiga algo? —Hinata llevaba varias horas más que el resto frente a la tumba de Neji. No había probado bocado en un buen rato.
—No te preocupes, yo misma iré por comida más tarde.
—Vale... —Kiba se despidió y luego de dejar unas flores sobre la tumba se retiró.
Una vez más, Naruto intentó acercarse. Rezó por que nadie lo interrumpiera.
Tocó suavemente su hombro, y Hinata se volteó. Sus ojos estaban un poco hinchados, y tenía las marcas de las lágrimas en las mejillas.
—N-Naruto-kun... —no tartamudeó por los nervios, pero sí de sorpresa.
—Hola Hinata... —el rubio le sonrió de medio lado.
Los ojos perlados de la chica comenzaron a llenarse de lágrimas de nuevo, la culpa volvió a inundarla y las lágrimas cayeron nuevamente.
Naruto se quedó estático en primera instancia, pero luego la abrazó. Los músculos de la Hyuuga se tensaron, pero al sentir como el chico le acariciaba el cabello se relajó. Las lagrimas no se habían detenido. 
—No es tu culpa... —le susurró Naruto. Sabía como se sentía, pero Neji quería que viviera, y si había otorgado su vida por la de Hinata no era para que estuviese llorando—. Anda, que Neji no será feliz si lloras... —sostuvo a Hinata por los hombros y la miró, limpió una de sus lágrimas con el dorso de la mano— ¿Quieres que nos vayamos a sentar?
La chica asintió, y ambos se sentaron en una banca en los alrededores. 
—Y-yo... —la chica no podía hablar bien debido a su estado—. Yo debí...
Naruto la estrechó nuevamente, los sollozos de la chica comenzaron a cesar.
—No has hecho nada malo, Hinata.
La chica alzó el rostro hacia Naruto, el cual le sonrió para darle confianza. Tal y como ella lo hizo en el momento en que él lo necesito.
—¿Donde quedó la chica fuerte que me pegó una cachetada en plena guerra? —Naruto le sonrió, bromeando un poco. El rostro de la Hyuuga se llenó de colores.
—Lamento mucho eso... —se disculpó.
—Tranquila, fue necesario. Me diste mucho valor.
La mano derecha de Naruto se escurrió, hasta encontrar la izquierda de la chica, entrelazó sus dedos con los finos dedos de ella.
—Sin ti no lo hubiera logrado —Hinata sintió como su corazón latía fuerte, una pequeña sonrisa se formó en sus labios. Le había sido útil al chico que tanto amaba—. Gracias Hinata.
—Te daré todo mi valor siempre que lo necesites —soltó sin pensar, miró sus pies un tanto avergonzada. Naruto se sorprendió de sus palabras.
—Haré lo mismo —Hinata miró a Naruto sin comprender— Haré lo mismo, te daré todo mi valor, cada vez que lo necesites, como ahora. Y como en cualquier situación futura —apretó levemente su mano, Hinata le apretó de vuelta.
Era turno de Hinata para agradecer. 
—Vamos por un poco de comida, llevas muchas horas acá sin comer.
Ambos se levantaron de la mano y comieron en un local cercano. Para tristeza de Naruto no era ramen, pero no importaba si era para Hinata que necesitaba comer.
Esta vez, sentados en otra banca, las cosas se alegraron un poco. Naruto intentaba algunas bromas para subirle el ánimo a la chica. Cuando terminaron de comer, Naruto se puso serio. 
—¿Ocurre algo, Naruto-kun? —había algo que no dejaba de agobiarlo. Y era que le debía una respuesta. 
—Recuerdas cuando... ¿Pein atacó? —Hinata asintió—. Y bueno... —Naruto se rascó la nuca—. ¿Recuerdas lo que me dijiste?
El rostro de la chica se tiñó de rojo, asintió levemente.
Llevaba mucho tiempo esperando una respuesta, pero al ver que el tiempo pasaba y no ocurría nada se había dado por vencida y ya no esperaba nada.
—Yo siempre creí... —tomó las manos de Hinata y las miró. Eran igual de suaves que durante la guerra—. Siempre creí que era invisible. Para todos. Y que todos me tenían miedo... Menos tú. Tú siempre... —suspiró, con una sonrisa en el rostro— Siempre estuviste ahí...
Hinata rehuía su mirada, un tanto avergonzada por la declaración, si bien aún no le decía si correspondía a sus sentimientos.
—Naruto-kun no es necesario que tú... —tampoco quería que se obligara a contestar sólo porque ella estaba de luto.
—Sí es necesario... Llevas esperando por mucho tiempo.
Hinata contuvo el aliento, nerviosa.
—Cuando te vi en la guerra me di cuenta... Puedes ser fuerte y dulce a la vez. Eres hermosa, por dentro y por fuera... Puedes caerte pero te vuelves a levantar... ¿Tu sabes mi sueño, Hinata?
—¿Convertirte en Hokage?
—Exacto —sonrió—. Y, ¿Quien más que tú para ayudarme con ese sueño?
Hinata aún dudaba, ¿se refería como amigos o como...?
—N-Naruto-kun... yo... no entiendo qué es lo que quieres decir... —por un momento el chico creyó que había tardado mucho y que Hinata ya no sentía nada por él. 
—Hinata... lo que quiero decirte es que... —acarició su mejilla, la chica se sobresaltó y Naruto sonrió—. Me encargaré de iluminar tus días grises, tal y como tú iluminaste los míos...
—Naruto-kun... —sus ojos se llenaron de lágrimas nuevamente, pero de felicidad.
Amor, amor, amor.
—Hinata... yo... —tomó mucho aire—. Te amo.
El silencio los inundó. Hinata, que finalmente se había atrevido a mirarlo quedó paralizada. Sin saber si era un sueño o alguna especie de alucinación.
Hasta ahora todo había sido más o menos lógico. Naruto era amable con todos cuando sabía que estaban mal. Pero... ¿Esto?
¿Era real?
 —¿Hinata...? —¿se habrá sentido incómoda? ¿estará enojada? ¿asustada?— ¿Hinata, qué ocurre?
—Yo... —el rubor subió a sus mejillas, y la felicidad la inundó. Estaba al borde del desmayo, pero logró contenerse. Miró al chico que tanto amaba en frente suyo, y sonrió— Yo también te amo, Naruto-kun. 
Naruto, agradeciéndole a Neji por el regalo que era su prima, tomó el rostro de Hinata entre sus manos, y dulcemente la besó.
Días grises.
Las feas nubes que tapaban el cielo azul comenzaron a dispersarse, dando paso a el sol que brillaba enormemente en el cielo.
Ya no era un día gris. 
Naruto lo había iluminado.
Cuida de Hinata, Naruto —fue lo que el chico pudo escuchar, como un susurro del viento. 
—Lo haré —pensó para si mismo, con una sonrisa en el rostro mirando a Hinata—. Lo haré...
FIN.

jueves, 13 de junio de 2013

Delirios de un vestido rojo [Original]

Delirios de un Vestido rojo.

...

Camina balanceándose por el borde del edificio.
Jugando con el tiempo, jugando con el mundo.
Su cabello negro como el azabache ondea al viento, mientras una sonrisa se desliza por sus labios.
Su amarillento vestido, se eleva y vuelve a bajar, varias veces.
Ella ríe cuando pierde el equilibrio, y suelta otra carcajada al recuperarlo.
Le parece por segundos, que todo es un juego, que al caer, tan solo abrirá los ojos, se sobará la espalda, se levantará y continuará corriendo.
Pero sabe que no es así. Porque cuando él, su amado, cayó al suelo, causando un sordo sonido al chocar contra el pavimento, no logró a levantarse.
Y ahora aquí está ella, dispuesta a correr el mismo destino, solo para encontrarlo.
— ¡Ágatha Lemoure —grita una estridente voz a través de un megáfono, desde un helicóptero— Aléjese del borde, baje del edificio y proceda hacia el bloque de policía, por favor!
Ágatha rió con ironía "…proceda hacia el bloque de la policía… por favor." Le parece demasiada la desfachatez, el pedírselo de aquella manera.
Al bajar sabe lo que sucederá, ya lo ha visto. La matarán, y les dirán a todos que por un cambio de aires quiso irse de la ciudad.
Pero realmente la habrán matado. Cruel y brutalmente.
Sigue recorriendo el borde del edificio con parsimonía. A saltitos a ratos y luego camina en círculos nuevamente.
Los tripulantes del helicóptero comenzaban a impacientarse, más ella no les escuchaba. En esos precisos instantes estaba sumida en su propia memoria.
Aún debatiendo si lanzarse al vacío o no, enumeraba sus razones, una a una.
Recordó la sonrisa de aquel ser amado que ya no la acompañaba.
Su vida, su corazón, sus suspiros, su todo.
Aquél a quien tanto amó, a quien tanto le dio, y quien con tanto se quedó.
Sonríe melancólica. Realmente le extraña.
"¿Me extrañarás tú?" Se pregunta, y mira suspicaz al cielo, como si éste tuviera la respuesta, más nada le responde.
Sigue fantaseando, perdida en recuerdos, en imágenes, pequeños trozos de felicidad que intentan arrebatarle con tanta insistencia.
Recuerda los besos, y siente un cosquilleo. Los abrazos, y siente la presión en su cintura.
Los recuerdos la llenan, y revive aquel que ya le ha abandonado, por cosa de segundos.
Pero para cuando todo se esfuma, y ella cae en cuenta de que fue un simple juego de su mente y su desesperación, recuerda el porqué de estar en aquel edificio, en la punta, jugando con la muerte, saludándola como una vieja amiga, porque ya la ha visto, y ahora la llama, la invita.
Levanta un pie y lo inclina hacia el costado, el lado vacío, la caída segura.
El helicóptero lo nota, y se llena de nerviosismo.
A ella tan solo le divierte.
De repente, se detiene, se queda quieta, mirando hacia el frente.
Y lo ve, enfrente suyo.
Con el cabello oscuro, los rizos, sus ojos suaves, sus cálidas manos, sus rojizos labios.
Todo vuelve.
Y levanta el brazo, hacia ella.
La ilusión crece en el centro de su pecho. Crece y se extiende como una llamarada.
—Damien… —susurra llena de júbilo, sus ojos brillan y su rostro se ilumina— ¡Damien! —grita nuevamente.
Los del helicóptero intercambian una mirada confusa.
Eufórica, da un paso hacia delante, desesperada por tomarle la mano una vez más, desesperada por una simple señal.
Pero él tan solo sonríe.
Tan pronto sus pies dejan de tener algo sólido debajo, se da cuenta del engaño.
Maldita muerte, susurra, la ha engañado, como engañó a todos los que ella quería.
El viento se agita a su alrededor, y no lo puede detener.
Ya no juega con el tiempo, el tiempo juega con ella.
Más que temor, solo siente una extraña sensación de soledad. Y poco a poco, ésta se disipa, siente a todos sus seres queridos cayendo a su lado, sonriéndole, dándole ánimos.
Y ya no siente nada cuando su frágil cuerpo se impacta contra el pétreo pavimento.
No siente nada, cuando su hermoso vestido amarillo, se tiñe de rojo.
Carmín, carmín, carmín.
Damien está a su lado, dándole la mano.
Besa la punta de su nariz, besa sus nudillos, y finalmente la besa en la boca.
Y se siente feliz, por primera vez en mucho tiempo.
Se siente libre, y no se siente sola.
Porque él está a su lado.
Y lentamente, como si de una costura se tratara, su alma se desliza con suavidad.
Hasta abandonar al completo ese hermoso cuerpo sin vida, teñido de carmín.

FIN.